¿Qué es la IE para mí y qué aporta a las personas?

En otra entrada ya os hablé de que era la inteligencia emocional, a modo de introducción, tenía pendiente explicaros y comentaros qué es la inteligencia emocional para mí y qué nos puede aportar a las personas si la usamos y entrenamos.

¿Hugo qué es la Inteligencia emocional para ti?

Para mí, la inteligencia emocional sería y es “el conjunto de habilidades y o competencias, o la habilidad o la competencia, con las que percibimos, identificamos, procesamos, etiquetamos, expresamos, usamos y o regulamos la información afectivo – emocional que proviene tanto de nosotros y nosotras mismas como de las demás personas de nuestro entorno, conllevando un desarrollo o crecimiento personal a posteriori”.  

Hugo, ¿en qué te basas para definirla así?

Me baso tanto en el modelo de las 4 Ramas de John Mayer y Peter Salovey como en el Modelo de competencias de Rafael Bisquerra. Ambos me parecen que se pueden compaginar y se complementan. Esto es, que los componentes que ambos modelos indican que es conveniente desarrollar, la mayoría de ellos son complementarios aunque quizás el punto de vista sea diferente y unos vayan más dirigidos a ser prácticos y otros sean más teóricos, en muchas cosas sí que coinciden.

Entonces, explícate Hugo sobre ¿Cómo pueden ser ambos modelos complementarios?

Me estoy refiriendo a los componentes o diferentes habilidades que integran ambos modelos, y voy a intentar explicarlo lo mejor posible, muchos encajan. Ahora lo explico bien. El modelo de las 4 Ramas (J. Mayer y P. Salovey, 1990, 1997) habla de que una persona emocionalmente inteligente habría desarrollado las siguientes habilidades:

  • Habilidad para percibir con exactitud, valorar y expresar emociones tanto en uno mismo y en los demás como en objetos abstractos y estéticos.
  • Habilidad de acceder o generar sentimientos que faciliten el pensamiento
  • Habilidad para la comprensión emocional y el conocimiento emocional
  • Habilidad de regular las emociones para promover el crecimiento intelectual y emocional.

Aunque el Modelo de Competencias Emocionales (Bisquerra, 2000, 2003; Bisquerra y Pérez, 2007) se incluya en el modelo  de rasgos o mixto, es un modelo que está en permanente revisión, análisis y construcción. Entienden las competencias emocionales como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarios para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de manera apropiada los fenómenos emocionales. Estas competencias emocionales, en el modelo que presentan, se aglutinan en cinco bloques o apartados:

  • Conciencia emocional
  • Regulación emocional
  • Autonomía personal
  • Competencia social y,
  • Habilidades de vida para el bienestar. (Bisquerra, 2009)

Aunque es cierto que los autores del modelo de Competencias emocionales cuestionan hasta cierto punto la existencia del constructo de inteligencia emocional y observan e indican la confusión terminológica que hay entre inteligencia emocional, competencia emocional y educación emocional, reconocen la importancia y necesidad de adquirir competencias emocionales. La competencia emocional pone el énfasis en la interacción entre persona y ambiente, y como consecuencia confiere más importancia al aprendizaje y desarrollo. 

Partimos de que las emociones son motivadoras tanto del comportamiento adaptativo, la comunicación no verbal y de la regulación de la interacción social (Leeper, 1948) como que desempeñan un importante papel en la orientación del pensamiento y en la toma de decisiones (Loewnstein, Weber, Hsee y Welch, 2001) Y, sabiendo esto de ambos modelos, vemos como la conciencia emocional, la regulación o comprensión emocional están ahí y son varios puntos que tienen en común ambos modelos, por poner un ejemplo.

El modelo de Mayer y Salovey, el de las 4 ramas, habla de percepción y expresión de emociones, uso de emociones para facilitar el pensamiento, comprensión y regulación emocional en una misma y en las demás personas (Salovey y Mayer, 1990; Mayer y Salovey, 1997; Salovey, Woolery y Mayer, 2001); y como hemos visto el modelo de competencias emocionales (Bisquerra, 2000, 2003; Bisquerra y Pérez, 2007; y Bisquerra, 2009)  habla de conciencia y regulación emocional, autonomía personal y de competencia social y habilidades de vida para el bienestar. En ambos modelos se reconoce que las habilidades o capacidades globales propuestas van a influir tanto en la propia persona como en las relaciones interpersonales con las demás personas, lo único que unos diferencian y se centran sólo en la parte más de habilidades emocionales con el objetivo de poder estudiar de manera más concreta y eficaz las emociones y su influencia en las personas, y los otros se animan a juntar competencias emocionales con habilidades interpersonales de manera práctica para llevarse a cabo en el día a día, cuando en ambos modelos se hablan de los mismos conceptos, aunque usen definiciones y términos a priori diferentes. Espero que esto haya quedado claro.   

Y por último Hugo, ¿qué nos puede aportar el aprendizaje emocional, las competencias emocionales o la inteligencia emocional a las personas?

La capacidad o la habilidad que tenemos para aprender de situaciones que generan contenido emocional y cómo regulamos ese contenido emocional para facilitar una respuesta a la misma, llamemos a esto aprendizaje emocional, competencia o inteligencia emocional, se ha observado que nos puede aportar mucho a las personas. Una persona que ha desarrollado un buen nivel de inteligencia emocional o competencia emocional, o lo que es lo mismo, teniendo un buen aprendizaje emocional tanto en la esfera familiar como en la escuela, en el colegio, en el trabajo, y o en las relaciones con las demás personas, los estudios llevados a cabo estos años atrás sugieren las siguientes aportaciones positivas:

  • Mejora en las relaciones con los demás
  • Disminución de las conductas agresivas y disruptivas, y, mejora en las notas obtenidas en el colegio, la escuela o incluso en la universidad.
  • Aumento de las conductas pro-sociales, disminución de las conductas de riesgo, como la ingesta de drogas o alcohol y un mayor nivel de satisfacción individual.
  • Mejora en las relaciones del profesorado con el alumnado
  • Mejora en los índices de salud mental y salud general
  • Ayudan a los individuos a negociar los retos del equipo de trabajo y guiar todas las interacciones interpersonales implicadas en conseguir un trabajo bien hecho.
  • Individuos emocionalmente inteligentes pueden ser más exitosos en producir y comunicar visiones que inspiran a los demás, o en generar entusiasmo y esperanza para sus ideas.  

Estas son algunas de las aportaciones que se han corroborado por varios estudios al respecto, tanto en España como en otros países (Rubin, 1999; Barchard, 2001; Roberts, Zeidner y Matthews, 2001; Salovey, Mayer y Caruso, 2002; Côté y Morgan, 2002; Brackett y Mayer, 2003; Lopes, Salovey y Straus, 2003; Brackett, Mayer y Warner, 2004; Extremera, Fernández – Berrocal, Lopes y Salovey, 2004; o, Extremera, Fernández – Berrocal, Ruiz – Aranda y Cabello, 2006).  Y esto son solo unos pocos ejemplos de las aportaciones positivas que a las personas nos facilitaría si desarrolláramos nuestra capacidad o habilidad para percibir, comprender, asimilar, expresar y o regular el contenido emocional, suponiendo un desarrollo y crecimiento personal a posteriori, como sugerimos muchos profesionales al respecto.

Hugo, y para terminar ¿el área de las competencias emocionales cómo se puede enlazar para que las personas puedan ser capaces de comprender un tema como es el feminismo y la igualdad de oportunidades y no lo rechacen?

En mi opinión, lo primero que conviene hacer al respecto es tener claro que el feminismo no es otra cosa que igualdad de derechos, de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres. Por tanto, el primer paso que convendría hacer para cualquier persona, es reflexionar dónde se encuentra al respecto, que haga un ejercicio de qué ideas estereotipadas y erróneas tiene sobre el feminismo, que se reconozca los posibles privilegios que ha podido tener por ser hombre, o por comportarse de determinada manera asociada a roles o estereotipos de género que ha fomentado la sociedad, y o las dificultades que haya podido tener si se ha comportado de manera diferente a lo establecido.

Para que esto sea así, lo primero que es muy bueno hacer es dedicar tiempo de trabajo personal a ello, sea con algún profesional de la psicología, o por sí misma, en función de sus necesidades.

Cualquiera de los modelos antes citados, hablan de una habilidad básica y nuclear que es la habilidad o capacidad de ponerse en el lugar del otro, eso que llamamos, empatía. Si desarrollamos la empatía, y somos capaces de ponernos en el lugar de la otra persona, o desarrollamos la habilidad de comprendernos a nosotras mismas como personas, podremos tanto entender y comprender a las personas que defienden el feminismo de forma acérrima, como las demás personas posicionarnos al respecto sobre esta temática, con los cambios que conlleva. A veces, me da la sensación que cada persona se encuentra en un momento vital diferente al de otras personas, y por ese motivo, a veces se producen momentos de no comprensión entre personas, y al igual que pasa con temas diversos, en este pasa igual aunque en el fondo las personas queramos los mismos derechos y libertades para las personas, sean del género y de la condición que sean, aunque los caminos para lograrlo puedan ser distintos.

Quería solo añadir: “Procuremos comprender y entender a las personas que piensen distinto a ti, con tolerancia y respeto, ya que a veces queremos lo mismo por caminos diferentes”

Muchas gracias por todo.

Me encantará responder a tus comentarios

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